Bajando en 1c la temperatura de la calefacción.
apagando el piloto de los artefactos.
de la energía acumulada en el horno no abriendo la puerta innecesariamente.
aislando térmicamente las paredes, techos y pisos.
Eficiencia energética es la relación óptima entre el gasto de energía y el uso de los artefactos a gas.
La calefacción representa el mayor consumo de gas en el hogar.:

Regulá el sistema de calefacción a 20°.
Cerrá las cortinas y persianas por la noche para evitar pérdidas de calor.
Reducí las filtraciones de aire en puertas y ventanas usando burletes.
Calefaccioná sólo el ambiente que estás habitando.
No uses el horno para calefaccionar.

Regulá el agua caliente del calefón a la temperatura justa, evitá mezclarla con agua fría.
Reducí el tiempo que empleas para ducharte, lo ideal es que no supere los 7 minutos.
Los grifos que gotean agua caliente desperdician gas. Asegurate de que todos los grifos estén en buen estado.
Usá duchadores ahorradores: Estos disminuyen el flujo de agua sin sacrificar la presión, lo que permite usar menos agua caliente.

Cociná más en la hornalla y menos en el horno.
Al cocinar, asegurate de que la llama no exceda la base del recipiente que calentás.
Tapá siempre la olla y bajá la hornalla al mínimo cuando el agua comienza a hervir.
Evitá abrir el horno innecesariamente.
Apaga la hornalla o el horno un poco antes de que termine la cocción, ya que el calor residual terminará el proceso.

Si salís, apagá el piloto de los artefactos.
Hacé un mantenimiento regular de tus artefactos para asegurarte de que estén funcionando de manera eficiente.
La llama debe ser siempre azul. Si es de otro color es signo de mala combustión y puede ser muy peligroso.
Optá por artefactos más eficientes, revisá la etiqueta teniendo en cuenta que los A son los más óptimos y los G los menos.
Ajustá el termostato a una temperatura confortable pero no excesiva (18-20°C) y utilizá ropa adecuada en casa para no depender tanto del calor.